GPS para 10 cóndores andinos silvestres

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http://www.veoverde.com/2011/04/gps-para-10-condores-andinos-silvestres/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+veoverde+%28VeoVerde%29 (cc) law_keven Por primera vez en la historia, un grupo de científicos ha logrado capturar a más de 15 cóndores andinos silvestres en Argentina, y les han puesto a 10 de ellos, 6 machos y 4 hembras, un GPS para estudiar sus movimientos. No fue tarea fácil, y tuvieron que utilizar cebos, redes y trampas para atrapar a estas aves de hasta 15 kilos de peso. El cóndor andino es una especie que está “casi amenazada” según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y los científicos están observando cuáles son las amenazas a las que deben enfrentarse, para así definir estrategias de conservación adecuadas a las necesidades del ave. Este animal es el símbolo nacional de diversos países, como Chile, Bolivia, Ecuador y Colombia, teniendo su lugar en los escudos de armas. Es, además, el ave más grande de América y el ave voladora más grande del planeta. Ha sido durante milenios un animal importante para las culturas americanas y habita en toda la Cordillera de los Andes, desde Venezuela hasta Tierra del Fuego. En los primeros días de GPS, los científicos han observado comportamientos que no se conocían de esta ave, como desplazamientos de más de 100 kilómetros en dos ó tres días. Algunos ejemplares han cruzado la cordillera sin problemas y han bajado incluso hasta las costas del pacífico, en Chile. La principal fuente de alimentación del cóndor es la carroña, y se ha observado a través del GPS que buscan zonas ganaderas donde poder hacerse de los desechos del ganado. Pero también se ha observado cómo los tendidos eléctricos, la caza y la disminución de la ganadería están afectando su sobrevivencia. Se calcula que el número ha descendido a cifras ínfimas, con cerca de 10 ejemplares todavía viviendo en Venezuela, y sólo 50 en Ecuador. Como se desplazan largas distancias, los estudiosos están convencidos que las políticas de conservación tienen que tomarse de manera internacional, y las medidas ser aplicables más allá de las fronteras de papel que dividen el hábitat de los cóndores.