les invito a conocer un poquito sobre lo que nos rodea

las cosas que no tienen respuestas son las más interesantes que existen (si es que existen), si nos ponemos a investigar el universo completo no alcanzaría la vida de toda la raza humana, pero si podemos invertir un poquito de nuestro tiempo a averiguar que existe más allá de nuestro dormitorio.
Ojalá y les agrade mi pequeño aporte a la sociedad.

domingo, 17 de julio de 2011

El Universo pudo haber nacido girando


Hallazgos recientes pueden cambiar la opinión científica sobre la “forma” del Big Bang: el Universo pudo haber nacido girando.
Galaxia. Crédito: NASA, ESA.
Los físicos y astrónomos han creído durante mucho tiempo que el Universo tiene una simetría especular, como un balón de básquetbol, pero hallazgos recientes procedentes de la Universidad de Michigan cuestionan esa idea. Los hallazgos sugieren que la forma del Big Bang podría ser más compleja de lo que pensaban, y que el Universo primigenio giraba sobre un eje.
Para probar la supuesta simetría especular, el profesor de física Michael Longo y un equipo de cinco estudiantes no graduados, catalogaron la dirección de rotación de decenas de miles de galaxias espirales fotografiadas en el Sloan Digital Sky Survey.
La imagen especular de una galaxia con giro anti-horario tendría una rotación horaria. Más de un tipo que del otro habría evidencia de una ruptura de simetría, o, en jerga física, una ‘violación de paridad’ a escalas cósmicas, dijo Longo.
Los investigadores encontraron evidencia de que las galaxias tienden a rotar en una dirección preferencial. Descubrieron un exceso de espirales con rotación anti-horaria en la parte del cielo hacia el polo norte de la Vía Láctea. El efecto se extendía más allá de 600 millones de años-luz de distancia.
“El exceso es pequeño, aproximadamente 7 por ciento, pero la probabilidad de que pudiese ser un accidente cósmico es alrededor de una en un millón”, dijo Longo. “Estos resultados son extremadamente importantes, dado que parecen contradecir la idea casi universalmente aceptada de que a escalas suficientemente grandes el Universo es isotrópico, sin una dirección especial”.
El trabajo proporciona una nueva visión sobre la forma del Big Bang. Un universo simétrico e isotrópico habría comenzado con una explosión esféricamente simétrica como un balón de básquetbol. Si el Universo nació rotando, como un balón de básquetbol que da vueltas, dijo Longo, tendría un eje de preferencia, y las galaxias habrían retenido ese movimiento inicial.
¿Continúa girando el Universo?
“Podría ser”, dijo Longo. “Pienso que este resultado sugiere que así es”.
Debido a que el telescopio Sloan se encuentra en Nuevo México, los datos que analizaron los investigadores para su reciente artículo proceden en su mayoría del hemisferio norte del cielo. Una prueba importante para los hallazgos será ver si hay un exceso de galaxias espirales con giro horario en el hemisferio sur. Esta investigación se encuentra actualmente en proceso.
Estudiar las propiedades básicas del Universo podría en última instancia ayudar a los astrobiólogos a determinar mejor las ubicaciones en las que buscar mundos habitables.
Fuente: Astrobiology Magazine

¿Quién tiene la culpa de las ‘salvajes’ condiciones climáticas? “La Nada”

La banda de color azul y morado que se muestra en esta imagen satelital del Océano Pacífico indica las aguas frías del fenómeno denominado La Niña, durante el mes de diciembre de 2010. Crédito: OSTM, Jason–2, JPL.
Nevadas récord, tornados mortales, inundaciones devastadoras… No hay duda al respecto: desde diciembre de 2010, las condiciones climáticas en Estados Unidos han sido completamente salvajes. Pero, ¿por qué?
Algunos informes de noticias recientes han atribuido el fenómeno a un comportamiento extremo de “La Niña”: una banda de agua fría que se extiende a lo largo del Océano Pacífico y que tiene repercusiones globales sobre el clima y sobre las condiciones climáticas. Pero el climatólogo Bill Patzert, de la NASA, acusa a un sospechoso diferente: “La Nada”.
“La Niña era fuerte en diciembre”, dice. “Pero, en enero, realizó un acto de desaparición y se esfumó sin dejar en su lugar algo que contuviera a la corriente de chorro, fenómeno que hemos llamado ‘La Nada’. Como una adolescente rebelde, la corriente de chorro aprovechó su reciente libertad, con resultados desastrosos”.
La Niña y El Niño son extremos opuestos de una gran oscilación del Pacífico. Cada 2 a 7 años, las aguas superficiales ecuatoriales del Pacífico se calientan (El Niño) y luego se enfrían nuevamente (La Niña). Cada uno de estos fenómenos conlleva efectos distintos sobre las condiciones climáticas.
Durante el invierno (boreal) de 2010, aparecieron las condiciones características de La Niña. Una instancia “común” de La Niña hubiera empujado la corriente de chorro hacia el Norte, llevando el aire frío del ártico (uno de los ingredientes necesarios para que las condiciones del clima se tornen salvajes) lejos de la parte sur de Estados Unidos. Pero esta vez, La Niña perdió intensidad rápidamente, y no hubo un El Niño para reemplazarla. La corriente de chorro tuvo entonces libertad para portarse mal.
“Hacia mediados de enero de 2011, La Niña se había debilitado rápidamente y, para mediados del mes de febrero, la situación ameritaba decir: ‘Adiós, La Niña’, lo cual permitió que la corriente de chorro vagara libremente por Estados Unidos. Como consecuencia, el patrón climático se vio dominado por fuertes rachas de aire polar gélido, lo que produjo tormentas de nieve en el Oeste, en la región central norte y en el noroeste de Estados Unidos”.
La situación se extendió incluso ya iniciada la primavera (boreal), y fue entonces cuando las cosas empeoraron. Russell Schneider, Director del Centro de Predicción de Tormentas del Servicio Meterológico Nacional, el cual pertenece a la Administración Nacional Océanica y Atmosférica (NOAA–NWS), explica:
“Primero, muy fuertes vientos provenientes del Sur, que transportaban aire tibio y húmedo desde el Golfo de México, se encontraron con chorros de viento frío que se desplazaban desde el Oeste. Cuando estas dos masas de aire se apilaron una encima de la otra, se creó el tipo de inestabilidad que sirve como motor para las tormentas eléctricas intensas”.
Los contrastes extremos en la velocidad y la dirección del viento, entre las capas superior e inferior de la atmósfera, transformaron a las tormentas eléctricas comunes en supercélulas rotatorias de larga duración capaces de producir violentos tornados.
En palabras de Patzert: “La corriente de chorro, como si estuviese bajo el efecto de esteroides, se convirtió en el amo de la mezcla atmosférica, causando de este modo una erupción de tornados en Dixie y en el Corredor de los Tornados, e incluso en Masschusetts”.
Esta imagen satelital, tomada en abril de 2011, revela la rápida desaparición de La Niña en el ecuador, cerca de la costa de Estados Unidos. El agua fría (mostrada en azul, en colores falsos) había desaparecido al inicio de la primavera (boreal). Crédito: OSTM, Jason–2, JPL.
¿Y todo esto debido únicamente a la ausencia de La Niña?
“La Niña y El Niño afectan el equilibrio de energía en la atmósfera porque determinan la ubicación del agua cálida del Pacífico y esto, a su vez, determina dónde se forman enormes grupos de tormentas tropicales”, explica Schneider. “Estas tormentas son la principal fuente de energía tropical que tiene influencia sobre el patrón a gran escala de la corriente de chorro que fluye a través de Estados Unidos”.
En concordancia con Patzert, Schneider menciona que la muy intensa y activa corriente de chorro que se desplazó a través del sur de Estados Unidos en abril “podría estar relacionada con el debilitamiento de las condiciones de La Niña observadas sobre el Pacífico tropical”.
Y, por supuesto, surge esta ‘pregunta del millón’: ¿Existe alguna investigación que apunte al cambio climático como causa de estas salvajes condiciones del clima?
“Es indudable que el calentamiento global está ocurriendo”, afirma Patzert, “pero no podemos descartarlo, ni culparlo por la temporada de tornados de 2011. Simplemente no lo sabemos… todavía”.
¿Qué ocurrirá en los próximos meses? Y por favor no digan: “La Nada”.
Fuente: Ciencia@NASA

¿Podemos los humanos sentir el magnetismo de la Tierra?


FUENTE:
Una proteína que se encuentra en la retina humana es capaz de sentir los campos magnéticos cuando es implantada en moscas de la fruta. El hallazgo reabre un área de la biología sensorial en los humanos.
Crédito: Aaron L. Gronstal.
Para las aves migratorias y tortugas marinas, la habilidad de sentir el campo magnético de la Terra es crucial para realizar los largos viajes que estos animales emprenden durante su migración. Sin embargo, se asume que los humanos no tienen una sensibilidad magnética innata. La investigación publicada en Nature Communications por un cuerpo docente de la Escuela Médica de la Universidad de Massachusetts demuestra que una proteína expresada en la retina humana puede sentir los campos magnéticos cuando es implantada en la Drosophila, reabriendo un área de la biología sensorial en humanos para una mayor exploración.
Se piensa que, en muchos animales migratorios, las reacciones químicas de sensibilidad a la luz que implican unaflavoproteína llamada criptocromo (CRY) juegan un papel importante en la habilidad para sentir el campo magnético de la Tierra. En el caso de la Drosophila, estudios anteriores del laboratorio Reppert han demostrado que la proteína criptocromo encontrada en esas moscas puede funcionar como un sensor magnético dependiente de la luz.
Para probar si la proteína humana criptocromo 2 (hCRY2) tiene una habilidad de sensibilidad magnética similar, Steven Reppert, profesor de neurociencia y neurobiología, el estudiante graduado Lauren Foley, y Robert Gegear, un profesor de postdoctorado y ahora profesor de biología y biotecnología en el Worcester Polytechnic Institute, crearon un modelo transgénico de Drosophila sin su proteína criptocromo nativa, pero expresando la hCRY2 en su lugar. Usando un sistema de comportamiento que el grupo de Reppert desarrolló anteriormente, demostraron que las moscas transgénicas fueros capaces de sentir y responder a un campo magnético generado por una bobina eléctrica, haciéndolo de una manera dependiente de la luz.
Estos hallazgos demuestran que la proteína hCRY2 tiene la capacidad molecular para funcionar en un sistema de sensibilidad magnética y puede allanar el camino para mayores investigaciones en magnetorrecepción humana.
“La investigación adicional sobre magneto sensibilidad en los humanos en el nivel de comportamiento, con particular énfasis en la influencia del campo magnético en la función visual, en lugar de la navegación no visual, sería informativa”, escribieron Reppert y sus colegas en el estudio.
Fuente: Astrobiology Magazine

La gran tormenta blanca de Saturno llega antes de lo esperado

FUENTE:
En los últimos 130 años, Saturno ha registrado cinco colosales tormentas denominadas grandes manchas blancas. Estos fenómenos se repiten cada vez que Saturno da una vuelta alrededor del Sol (unos 30 años), pero el pasado diciembre los telescopios captaron el inicio adelantado de la última de estas manchas.
Esta imagen de Saturno muestra la tormenta de una extensión latitudinal y longitudinal de 10.000 y 17.000 kilómetros respectivamente. Crédito: Carolyn Porco/CICLOPS/NASA/JPL-CaltechSSI.
“Es un fenómeno único y majestuoso en el sistema solar”, destaca a SINC Agustín Sánchez Lavega, autor principal de la investigación y director del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), para referirse a la gran tormenta observada por la nave Cassini.
La gran mancha blanca es el apelativo con el que los astrónomos denominan a este fenómeno meteorológico de proporciones descomunales que se desarrolla en Saturno, único en el Sistema Solar, y con una anchura del tamaño de la Tierra. La perturbación se expande y rodea todo el planeta, formando un anillo de nubes blancas que le han dado su nombre.
Estas tormentas “son raras ya que se producen una vez por cada año de Saturno (que equivale a 29,5 años terrestres)”, explica Sánchez Lavega. “Son gigantescas, alcanzan 10.000 kilómetros al inicio y desde 1876, fecha de la primera observación, solo se han detectado seis casos, incluyendo éste”, añade.
El trabajo, portada del último número de Nature, establece las primeras hipótesis sobre el fenómeno que ha representado “un desafío a la comprensión”, ya que la tormenta en el planeta anillado se ha presentado nueve años antes de lo esperado.
Las grandes manchas blancas tienden a emerger durante el verano del hemisferio norte del planeta. Dado que la última tuvo lugar en la región ecuatorial de Saturno en 1990, no se esperaba otra hasta el año 2020. Pero por sorpresa, astrónomos japoneses anunciaron a comienzos de diciembre de 2010 la aparición de una mancha muy brillante en las latitudes medias del hemisferio norte, primer signo de la tormenta.
Según el astrónomo de la UPV/EHU, “a fecha de hoy, más de seis meses después de la erupción inicial, su foco original aunque debilitado sigue activo, lo que representa una sorpresa mayúscula y un desafío en la comprensión de estos violentos sucesos meteorológicos”.